Creemos:

En un único y soberano Dios, quien se ha revelado a sí mismo como Dios: Padre, Hijo y Espiritu Santo.

En el Señorío absoluto y la Deidad de Cristo, incluyendo su pre-existencia, su nacimiento virginal, su vida sin pecado, su muerte expiatoria en la cruz, su resurrección y asunción corporal, y su eventual retorno a la tierra en gloria y poder para establecer su Reino.

En la completa Autoridad Espiritual, Infalibilidad, Integridad y Divina Inspiración de la Biblia como la Palabra de Dios, como se encuentra en los originales griego y hebreo.

Que nada puede reemplazar la importancia de la Iglesia Local, en el programa de Dios.

Que la gran tarea de la Iglesia es la Evangelización Mundial.

Que la entrada al Reino de Dios es a traves del “Nuevo Nacimiento”, el cual llega por un genuino arrepentimiento del pecado, y la confesion de fe en Jesucristo, como su único y suficiente Salvador, rendirse a El y reconocerlo como su Señor.

Que la membresia de la Iglesia es significativa por la gozosa participacion en la adoración, compañerismo, las ordenanzas, el testimonio y la aceptación de la disciplina.

Que el ministerio del Espiritu Santo es un componente esencial en la vida cristiana efectiva y el testimonio.

En la existencia de Satanás, y su reino de obscuridad, sobre el cual el reina. Pero reconocemos que en la Cruz Cristo ya le vencio sobre todas sus obras.

Que la vida cristiana victoriosa se edifica sobre la correcta comprension y ejercicio de la autoridad espiritual dada al creyente por el don de la justicia, asistido por el Espiritu Santo.

En la resurrección de los muertos al retorno de Cristo, en la certeza del juicio de Dios y en el inescapable resultado de ese juicio declarado en las Escrituras, tanto para el justo como para el injusto.

En que la comisión de hacer discipulos debe ser realizada hasta que El venga. Y que nosotros hemos aceptado el mandato aconsejando Su Palabra y orientado a Sus hijos en consejería a una vida abundante en Cristo.

Entendemos que a lo largo de décadas han existido debates entre cristianos evangélicos que han girado en torno a diferentes doctrinas que no tocan la esencia de la fe cristiana. Algunos ejemplos de estas doctrinas de importancia secundaria son: los debates entre variantes de las enseñanzas escatológicas del dispensacionalismo y las de la teología reformada; entre calvinistas y arminianos, sobre posturas sobre la salvación; formas de bautismo, el bautismo del Espíritu Santo y la vigencia de todos los dones espirituales. Diferencias de convicción sobre estos puntos deben ser de importancia secundaria y nunca ser motivo de división entre cristianos. En este sentido, “Psicólogos Cristianos” se declara como un ministerio interdenominacional cristiano evangélico trinitario, cuya meta es asistir en sanar emocionalmente y psicologicamente a quienes nos consulten, para ayudarlos a que se transformen en esas lumbreras que no se esconden (Mat. 5:15) pero que brillan con la Luz del Espíritu Santo, para sus familias, sus congregaciones y sus comunidades.

Nuestro Compromiso

  1. Cada consultante será tratado con todo el respeto que se merece, aceptando su consulta y manteniendola en completa confidencialidad, salvo en el caso que busque hacerse daño a si mismo/a o a otros donde por ley deberémos dar cuenta a las autoridades correspondientes.
  2. Si la consulta es de tipo matrimonial, buscaremos por todos los medios la resolución de conflictos orientando siempre en lo posible, hacia la unión familiar.
  3. Dado que atendemos miembros de iglesias, en ningún momento aceptaremos comentarios negativos sobre cuestiones que tengan que ver con el pastor o el personal de liderazgo, situaciones específicas con otros miembros, discusiones teológicas controversiales, o preguntas sobre cambios de congregación; pues estos son temas que se deben tratar directamente con el pastor de cada congregación.
  4. En todo momento la consulta será orientada hacia asistir al consultante a resolver el problema que le aqueja, donde se usarán las técnicas psicológicas científicas correspondientes, pero con profunda base en las Escrituras como el patrón moral subyacente que guie toda interacción y las soluciones.

 

 

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